Sistema económico
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Un sistema económico, es un mecanismo (institución social) que organiza la producción, distribución y consumo en el beneficio de una sociedad particular.
[editar] Sistema económico mundial
Se entiende como sistema económico mundial al conjunto de naciones en el mundo y sus relaciones -predominantemente de carácter económico, aunque no exclusivamente- de manera tal que constituyen un todo organizado. El carácter de organizado se refiere simplemente a la interrelación mayor o menor de los elementos (en este caso las naciones y sus principales agentes económicos) y no implica ninguna valoración de tipo moral o político.
BFK El sistema económico mundial es esencialmente de carácter histórico, desarrollándose en periodos de largo plazo, y ha tenido en el pasado diversos antecedentes, especialmente la pre-existencia de sistemas económicos autárquicos o regionales, más o menos independientes entre sí. Dentro de un sistema económico de naciones es importante determinar cuáles desempeñan el papel de centro o centros, periferia y semi-periferia, de acuerdo con las funciones que como elementos del todo desempeñan.
De acuerdo con autores como Wallerstein, a lo largo de la historia moderna (durante los últimos 500 años) algunas regiones o naciones (principalmente los Países occidentales) han desempeñado un papel central, que también puede ser explicado como predominio (económico, pero derivado de ello, también político, cultural, tecnológico, etc.), mientras que otras se han visto incorporadas a la dinámica del sistema como periféricas o semi-periféricas, dependiendo de su modo y grado de interrelación con el centro o centros.
El predominio económico y cultural europeo y occidental en el sistema mundial actual se explicaría en este modelo como consecuencia del desarrollo de un sistema mundial capitalista , cuyas fases, periodos y sub-periodos exactos son más o menos controvertidos por los historiadores, pese a haber una coincidencia general en ubicar su inicio a fines del siglo XV.
A partir de la expansión geográfica de Europa Occidental en el siglo XVI, cuyas razones se explicarían por factores geográficos y socio-políticos de carácter marginal desde una perspectiva global, la producción y concentración de riqueza en los subsiguientes siglos registró una aceleración sin precedentes en otras etapas de la historia en el mundo. Como resultado, para la segunda mitad del siglo XIX existiría sólo un sistema mundial, dominado más o menos por Occidente (dentro del cual, el sistema comunista durante los dos primeros tercios del siglo XX, constituiría sólo una "caja de resonancia"). No obstante, este papel de centro podría estar siendo actualmente desplazado no solo en términos geográficos nacionales o regionales, sino en términos de agentes o criterios trans-nacionales (la llamada globalización) .
Lo importante de este enfoque sistémico, cuyos partidarios y estudiosos consideran ampliamente respaldado por la evidencia histórica y los rasgos del contexto mundial actual, es destacar que el criterio de central o periférico de las naciones o agentes estaría determinado por la dinámica del sistema mismo, o sea como producción y acumulación capitalista. Esta tiene como rasgo esencial un carácter espiral (Plusvalía como beneficio que se refuerza a sí mismo de manera cuasi-exponencial, no en sentido estrictamente matemático, pero con posibilidad de descripciones cuantitativas, de contarse con los datos históricos suficientes).
La plusvalía tiene en este contexto varias fuentes (explotación o aprovechamiento máximo (según la perspectiva ideológica) de la mano de obra agrícola y manufacturera, control comercial, control financiero, industrialización, innovación tecnológica, colonialismo, etc. ) pero siempre ha sido aprovechada, desde una perspectiva internacional, por una minoría de naciones.
[editar] Desarrollo histórico
El capitalismo a nivel global inició con la expansión europea en el Atlántico a fines del Siglo XV. El "descubrimiento de América" no fue tal, sino el resultado de proyectos de expansión deliberados, por ejemplo, con anterioridad, las exploraciones portuguesas en África, la conquista española de las Islas Canarias, las empresas comerciales del Mediterráneo por Venecia y Génova. España se propuso crear un imperio a nivel mundial a partir de la ocupación de América. Pero este proyecto falló en Europa, donde aceleró el proceso de competencia entre distintas naciones que se opusieron al dominio católico de Carlos V. El imperio Habsburgo gradualmente se volvió anacrónico ante el surgimiento de estas naciones, que supieron capitalizar los beneficios del colonialismo, con lo cual España cayó en una mera posición de intermediario de la plusvalía.
Holanda se volvió así una potencia comercial para la primera mitad del S. XVII, pues capitalizó su posición geográfica estratégica como cruce del transporte entre el Atlántico, el Báltico y los principales ríos de Europa Central e inició los procesos de comercialización, industrialización, financiamiento e innovación tecnológica a nivel mundial y la secularización y atomización del poder como marco político idóneo para dichos procesos, que posteriormente fueron retomados y acrecentados por Inglaterra y Francia, con sus respectivas particularidades.
La espiral del capitalismo mundial tuvo así varias fases de autoimpulso: Capitalismo agrícola, comercial, industrial, financiero, tecnológico. Durante el S. XVII el proceso de capitalismo del mundo económico europeo, lanzado con la revolución de precios del S. XVI, entró en un desaceleramiento que permitió, sin embargo, su consolidación entre las naciones líderes, que reaccionaron al desaceleramiento mediante proteccionismo y políticas de franca competencia (Mercantilismo).
El Liberalismo, como ideología lanzada por estas naciones (segunda mitad del siglo XVIII) presupone la consolidación del capitalismo semi-mundial del siglo XVII. La consolidación tiene como fundamento una ideología opuesta (el Mercantilismo, o sea el protegerse de las importaciones caras y el forzar las propias exportaciones caras, exceptuando los metales preciosos, para mantener balanzas comerciales favorables que den fuerza al Estado en la competencia con otras naciones). Sólo cuando los países líderes están consolidados en este sistema, producen una ideología liberal (Adam Smith, Ilustración, etc.) para perpetuar su ventaja competitiva (a nivel interno como clases medias, a nivel externo como potencias hegemónicas). La Revolución Francesa se explicaría como la rebelión de una clase económica emergente contra un régimen considerado incapaz de competir con el rival inglés, que para la segunda mitad del siglo XVIII comenzaría a mostrar signos de un liderazgo económico claro a nivel global (siendo la llamada "Revolución Industrial" un signo importante).
El nacimiento de Estados Unidos como potencia económica se inscribiría dentro del proyecto capitalista de Inglaterra (no imperial, como el de España con Hispanoamérica más de un siglo antes). Aquí habría que destacar la creación de colonias para explotar recursos de nuevos territorios (exterminando a poblaciones autóctonas, que no tienen lugar en el esquema), donde se asientan europeos con mayor capacidad adquisitiva que poblaciones esclavas importadas para permitir, así, la perpetuación e intensificación de los ciclos virtuosos de incremento en la demanda y la oferta. La independencia de los colonos ingleses en América es política (dentro del proceso de la promoción de la ideología liberal y las luchas en el centro entre Inglaterra y Francia) pero a nivel económico se mantiene una interdependencia con Inglaterra, que así puede concentrar mejor su energía política y militar en empresas coloniales en otros continentes (Asia y África) donde puede aplicar (a diferencia de siglos anteriores) su predominio capitalista, al acentuarse el diferencial económico entre Europa y estos continentes (sobre todo en Asia, donde hasta el siglo XVI, el diferencial era mínimo).
Cómo se explicaría la presencia de Japón en este sistema (actualmente única potencia económica no occidental) o la gradual participación con carácter central de otras naciones no occidentales como China, no ha sido un tema suficientemente analizado por los historiadores y que merecería especial atención al inicio de un nuevo siglo.