Guardameta
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En el fútbol, el guardameta (llamado también arquero o portero) de cada equipo defiende el arco (o portería) de su equipo y tiene privilegios especiales dentro del juego.
En esta posición se requiere de buenas reacciones así como rápidas decisiones al momento de detener el balón. Es necesario, para un equipo competitivo, tener un guardameta efectivo y confiable, el cual les transmita seguridad a los defensores, para que estos puedan obrar tranquila y efectivamente.
Generalmente, los cancerberos deben poseer un uniforme distinto al de los otros jugadores de campo, el cual consta de: una especie de polerón, el cual posee un sistema de colchón en codos y en otras partes del cuerpo. Además cuentan con guantes especiales, los cuales son utilizados como un accesorio de protección. Sin embargo, éstos también tienen una capa de látex posicionada en la palma, con el fin de amortiguar y de brindar agarre para poder lograr una mejor parada o atajada.
Ser arquero es difícil desde el punto de vista psicológico, ya que los guardametas deben saber imponer su voz en el campo de juego. De manera contraria, la comunicación con los defensores sería nula, y estos no dudarían en recriminar la anotación al portero que muchas veces no tiene nada que hacer ante una buena arremetida de un jugador oponente.
Lo más notable es que los guardametas son los únicos jugadores que pueden tocar el balón con sus manos o brazos durante el juego, exclusivamente dentro del área de penalti. Sin embargo, no pueden hacerlo si el balón ha sido recibido de un saque lateral o pase deliberado de un compañero con el pie o pierna, y no puede tener el balón en sus manos por más de seis segundos. En el caso en que el arquero tome el balón con las manos de un pase deliberado de un compeñero, se marcará tiro libre indirecto exactamente en el lugar en que haya tomado la pelota.
Metafóricamente, se les denomina también cancerberos.
