Quisqueyanos valientes
Quisqueyanos valientes is het volkslied van de Dominicaanse Republiek. ("Quisqueya" is het oorspronkelijke naam van het eiland Hispaniola.) De muziek is gemaakt door Jose Rufino Reyes Siancas (1835-1905), en de tekst is geschreven door Emilio Prud'homme (1856-1932). De Quisqueyanos valientes werd aan het publiek als eerste gehoord op 17 augustus, 1883 bij de Masonic Lodge "Esperanza No.9".
De muziek was een groot succes, maar de tekst klopte niet. In 1897 maakte Emilio Prud'homme de (huidige) gecorrigeerde versie. Het werd het volkslied van de Dominicaanse Republiek op 30 mei 1934.
[bewerk] Spaanse tekst
I
- Quisqueyanos valientes, alcemos
- Nuestro canto con viva emoción,
- Y del mundo a la faz ostentemos
- Nuestro invicto glorioso pendón.
- ¡Salve el pueblo que intrépido y fuerte,
- A la guerra a morir se lanzó
- Cuando en bélico reto de muerte
- Sus cadenas de esclavo rompió.
- Ningun pueblo ser libre merece
- Si es esclavo indolente y servil;
- Si en su pecho la llama no crece
- Que templó el heroismo viril.
- Mas Quisqueya la indómita y brava
- Siempre altiva la frente alzará:
- Que si fuere mil veces esclava
- Otras tantas ser libre sabrá.
II
- Que si dolo y ardid la expusieron
- de un intruso señor al desdén,
- ¡Las Carreras ! ¡Beller!... campos fueron
- que cubiertos de gloria se ven.
- Que en la cima de heroíco baluarte,
- de los libres el verbo encarnó,
- donde el genio de Sánchez y Duarte
- a ser libre o morir enseñó.
- Y si pudo inconsulto caudillo
- de esas glorias el brillo empañar,
- de la guerra se vió en Capotillo
- la bandera de fuego ondear.
- Y el incendio que atónito deja
- de Castilla al soberbio león,
- de las playas gloriosas le aleja
- donde flota el cruzado pendón.
III
- Compatriotas, mostremos erguida
- nuestra frente, orgullosos de hoy más;
- que Quisqueya será destruida
- pero sierva de nuevo, jamás.
- Que es santuario de amor cada pecho
- do la patria se siente vivir;
- Y es su escudo invencible, el derecho;
- Y es su lema: ser libre o morir.
- Libertad que aún se yergue serena
- La victoria en su carro triunfal.
- Y el clarín de la guerra aún resuena
- Pregonando su gloria inmortal.
- ¡Libertad! Que los ecos se agiten
- Mientras llenos de noble ansiedad
- Nuestros campos de gloria repiten
- ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!