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Guerra de los Ochenta Años - Wikipedia, la enciclopedia libre

Guerra de los Ochenta Años

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La Guerra de los Ochenta años o Guerra de Flandes fue una guerra que enfrentó a las Diecisiete Provincias de los Países Bajos contra su soberano, el rey de España, con el fin de conseguir la independencia. La rebelión contra el monarca hispánico comenzó en 1568 y finalizó en 1648 con el reconocimiento de la independencia de las siete Provincias Unidas, hoy conocidas como Países Bajos (u "Holanda"). Los países que hoy se conocen como Bélgica y Luxemburgo formaban parte de las Diecisiete Provincias, pero permanecieron leales a la corona española (los territorios bajo el dominio del Obispado de Lieja no formaban parte de las Diecisiete Provincias y, por tanto, no tomaron parte en la guerra).

Mapa de las Provincias Unidas en 1658, años después de conseguir la independencia
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Mapa de las Provincias Unidas en 1658, años después de conseguir la independencia

Las Provincias Unidas emergieron de la guerra como una potencia mundial gracias a su poderosa armada y flota mercante, y experimentaron un importante auge económico y cultural.

Para la corona española, la independencia de las Provincias Unidas representó una gran pérdida de prestigio. El mantenimiento económico de la guerra durante un periodo tan prolongado contribuyó en gran parte a provocar las sucesivas bancarrotas de la corona española a lo largo de los siglos XVI y XVII, y al hundimiento de la economía de Castilla.

Tabla de contenidos

[editar] Antecedentes a la guerra

[editar] Los intereses españoles

El emperador Carlos V, soberano de los Países Bajos, donde había nacido
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El emperador Carlos V, soberano de los Países Bajos, donde había nacido

El emperador Carlos V nació en Gante en 1500 y se crió en el condado de Flandes, del cual era titular, por lo que era visto por sus súbditos neerlandeses como monarca de su tierra. Sin embargo, Carlos V abdicó en 1556 en su hijo Felipe II, el cual, criado en España y con intereses siempre más en la línea de los intereses de Castilla, era visto como un monarca extraño y extranjero. Esta impresión se puso de manifiesto el día de la abdicación de Carlos V en Bruselas, donde en contraposición al emperador, flamenco, cosmopolita y políglota, el nuevo rey era incapaz de dirigirse a sus súbditos flamencos en su lengua.

La situación de Flandes, a un paso de Inglaterra, y fronterizo con Francia y con el Sacro Imperio Romano Germánico (del que nominalmente formaba parte), tenía una gran importancia estratégica para la monarquía hispánica. Amenazaba a Inglaterra con una invasión, cerraba el cerco de Francia junto con España y las posesiones italianas de los Habsburgo, y era la puerta de entrada a Alemania desde el norte, sacudida por las guerras de religión.

[editar] La religión

Ya durante el reinado del emperador Carlos V, el calvinismo había hecho acto de presencia en los Países Bajos y había sido reprimido por este, intentado incluso implantar un tribunal de la Inquisición para luchar contra la herejía. Esta política fue continuada por su hijo, que en 1565 implantó los decretos tridentinos, causa de un gran malestar ya que impedían la libertad de culto a la que aspiraban los nobles y los calvinistas.

Por otro lado, la reorganización de los tres grandes obispados existentes en los Países Bajos en diecisiete más pequeños, topó con la oposición de la gran nobleza, ya que los segundones de las familias nobles aspiraban usualmente al cargo de obispo, y no tenía el mismo prestigio (ni ingresos) una gran diócesis, que una de las diecisiete pequeñas diócesis previstas.

Finalmente el énfasis puesto por el calvinismo en la honestidad, la modestia, la frugalidad y el trabajo duro encajaban muy bien con la mentalidad de los industriosos holandeses, el más emprendedor de los dominios de Felipe II, y que chocaban fuertemente con el lujo de la nobleza católica. Las comparaciones eran demoledoras para el prestigio del catolicismo.

La incapacidad de Felipe II en aceptar gobernar sobre herejes calvinistas y la creencia de que su misión y la de España era ser el guardián del catolicismo en Europa, hacían imposible una solución de compromiso.

[editar] La economía

La economía jugó un papel importante en el estallido de la rebelión en los Países Bajos. La guerra entre Suecia y Dinamarca cerro el comercio y las importaciones de trigo procedentes del mar Báltico, provocando una caída del comercio y de los salarios, una carestía de alimentos y la subida del precio de estos, lo que facilitaba la tarea de los calvinistas de criticar la riqueza y el lujo de la Iglesia cuando la población empezaba a sentir el hambre. Esta situación alcanzó su cenit en agosto de 1566 con una brusca subida del precio de los alimentos. Hay que hacer notar la coincidencia en el tiempo entre la subida de los precios y el estallido de los desórdenes iconoclastas de ese mismo mes que provocaron el envío a los Países Bajos del duque de Alba.

La pérdida de los subsidios enviados por la corona en 1568 para pagar al ejército, a manos de corsarios ingleses, obligaron al duque a imponer impuestos para pagar al ejército estacionado en Flandes (alcabala). Esto fue demasiado para los holandeses, obligados a mantener a un ejército extranjero utilizado para reprimirles, en época de recesión económica, y en contra de los usos y costumbres de su tierra.

[editar] La rebelión

El 5 de abril de 1566 la pequeña nobleza se manifiesta a las puertas del palacio de Margarita de Parma, gobernadora de los Países Bajos y hermana de Felipe II. Posteriormente, el 15 de agosto, día de la Asunción, un incidente deriva en disturbios provocados por los calvinistas en los que asaltan las iglesias para destruir imágenes de santos que ellos consideran heréticas. Ante la clara rebeldía de parte de la población y la nobleza, Felipe II decide enviar a Fernando Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba, al frente de un ejército para reprimir a los rebeldes, como primera medida de un plan de pacificación, que prevé el viaje de Felipe II a los Países Bajos. Durante el año que tarda el duque de Alba en llegar a los Países Bajos, la princesa Margarita ha conseguido hacerse con el control de la situación dominando la insurrección e informado a su hermano, por lo que la llegada del duque de Alba al frente de un ejército provocan su dimisión en desacuerdo con la política del rey. El duque arriva a Bruselas el 28 de agosto de 1567, el 5 de septiembre crea el Tribunal de los Tumultos, conocido por los neerlandeses como el «tribunal de la sangre», y que condenará a muerte a centenares de flamencos y confiscará sus propiedades.

Retrato de Guillermo de Orange-Nassau en sus años en la corte de Bruselas
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Retrato de Guillermo de Orange-Nassau en sus años en la corte de Bruselas

El 8 de septiembre cita a los nobles neerlandeses con la excusa de informarles sobre las órdenes del rey. Es una trampa en la que se detiene a los condes de Egmont y Horn, dos de los principales nobles flamencos que habían prestado importantes servicios al rey, y que serían decapitados en la Gran Plaza de Bruselas el 5 de junio del año siguiente (1568). El príncipe Guillermo de Orange, otro de los principales nobles flamencos y muy apreciado por el padre de Felipe II, se había refugiado en las propiedades de su familia materna en Alemania. Desde allí financia a los denominados mendigos del mar y alza un ejército de mercenarios alemanes de su propio bolsillo y lo pone al mando de sus hermanos.

[editar] La guerra

[editar] El duque de Alba

La batalla de Heiligerlee se considera habitualmente como el inicio "formal" de la Guerra de los Ochenta Años
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La batalla de Heiligerlee se considera habitualmente como el inicio "formal" de la Guerra de los Ochenta Años

El inicio "formal" de las operaciones bélicas se dio en la batalla de Heiligerlee el 23 de mayo de 1568 con la victoria de las tropas de Luis de Nassau, hermano de Guillermo de Orange, sobre las españolas. Las tropas de Luis serían derrotadas a su vez por las del duque de Alba en la batalla de Jemmingen, quedando el ejército holandés destrozado (con apenas un centenar de muertos en el ejército real). Esta derrota obligó a Guillermo de Orange a refugiarse de nuevo en Alemania. Con Guillermo fuera de Holanda y sin muchos apoyos y con los principales líderes decapitados parecía que el duque de Alba había terminado con la rebelión y urgió al rey a poner en práctica la segunda parte del plan, el viaje del rey a Flandes ejerciendo el papel de rey clemente con sus súbditos. El rey no pudo, o no quiso, viajar a Flandes dejando al duque de Alba solo en su papel de represor. La falta de dinero para pagar a sus ejércitos llevó al duque a imponer un impuesto (alcabala) del diez por ciento sobre todas las compraventas, medida que fue vista como un castigo colectivo, y que volvió a poner en su contra a la población.

En 1572 el duque de Alba debe hacer frente a varios intentos de invasión. Los mendigos del mar capturan en abril la ciudad portuaria de Brielle y desde allí los puertos de Flesinga y Enkhuizen, cerrando la salida al mar de las ciudades de Brabante y Holanda, las provincias más ricas de los Países Bajos, con el fin de acabar con su comercio. El éxito de los mendigos del mar fue la mecha que volvió a encender la rebelión por la región. las ciudades de las provincias de Holanda, Zelanda, Frisia, Güeldres y Utrecht reclamaban la presencia de Guillermo, el cual volvió por el norte al frente de un ejército y su hermano Luis que ataca desde el sur al frente de otro. El duque de Alba reacciona y pacífica el sur venciendo a las tropas de los rebeldes que sitiaban Mons, mientras en el norte su hijo Don Fadrique asalta y saquea las ciudades de Malinas, Zutphen y Naarden matando a sus habitantes. Tras el asedio de Haarlem, que finaliza el 11 de julio de 1573, sus habitantes pagan 250.000 florines para escapar del saqueo. Posteriormente el duque decide pone sitio a la ciudad de Alkmaar, cuyos habitantes, ante la disyuntiva de rendirse, y ser saqueados y asesinados, o resistir y ser saqueados y asesinados igualmente, deciden romper los diques que protegen sus campos del mar, provocando la ruina de la ciudad, pero obligando al duque de Alba a levantar el sitio.

Mientras, Felipe II había optado por sustituir al duque de Alba como gobernador para intentar una solución negociada al conflicto.

[editar] Luis de Requesens

Luis de Requesens fue nombrado gobernador de los Países bajos en 1573 con el objetivo de buscar una salida negociada al conflicto con los sectores más moderados de los rebeldes. Suprimió el Tribunal de los Tumultos e inició conversaciones con los rebeldes en Breda sin ningún resultado, ya que Felipe II pretendía la vuelta a la situación anterior al estallido de la rebelión sin aceptar ningún tipo de libertad religiosa ni autonomía política en sus dominios, algo inaceptable para los rebeldes como demostraba la resistencia de ciudades como Alkmaar y Leiden.

Paralelamente la falta de recursos económicos hacían inviable la victoria militar pese a algunos éxitos conseguidos en este campo, como la batalla de Mook en la que perdieron la vida dos hermanos de Guillermo de Orange. La falta de pagas llevaba a los tercios a amotinarse, impidiendo que tras esta batalla, tras la cual no quedaba ningún ejército rebelde que pudiera oponerse a las tropas reales, Luis de Requesens pudiera aprovecharse de ello para ocupar el territorio rebelde.

La muerte de Luis de Requesens el 5 de mayo de 1576 fue aprovechada por Guillermo de Orange para que las provincias de Holanda y Zelanda formasen un estado federal del que fue nombrado estatúder.

Don Juan de Austria
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Don Juan de Austria

[editar] Don Juan de Austria

Tras la muerte de Luis Requesens, Felipe II nombró a su hermanastro Don Juan de Austria gobernador de los Países Bajos con el mismo objetivo de negociar un acuerdo. A su llegada, en noviembre de 1576 se produjo el famoso saqueo de Amberes por tropas españolas amotinadas (4 y 5 de noviembre). Este hecho puso a todas las provincias en contra de la corona e hizo que se comprometieran, mediante la firma de la denominada Pacificación de Gante (8 de noviembre de 1756), a luchar unidas para expulsar las tropas españolas.

A principios de 1577, Juan de Austria comienza a negociar con los Estados Generales, los cuales, a pesar de todo, se mostraban profundamente divididos. Los Estados Generales reclamaban que la corona negociase con Guillermo de Orange y que las tropas españolas, especialmente los "tercios viejos", abandonasen el territorio. Juan por su parte reclamaba su reconocimiento como gobernador de los Países Bajos y la restauración del catolicismo como religión oficial. Aceptadas las condiciones por ambas partes, Don Juan pudo entrar en Bruselas y firmó el 12 de febrero de 1577 el Edicto Perpetuo por el que se comprometía a retirar los tercios viejos de los Países Bajos en un plazo de veinte días, eliminaba a la Inquisición y reconocía las libertades flamencas a cambio del reconocimiento de la soberanía de la corona española y la restauración de la fe católica en el país. Guillermo de Orange entró en Bruselas en el séquito de Don Juán de Austria.

Sin embargo, aunque los tercios se retiraron a Italia, la situación se deterioró rápidamente. A pesar de que se tomaron medidas que aseguraban la tolerancia religiosa, se incrimentaba la autonomía política y se reconocía a Guillermo de Orange como gobernador (estatúder) de Holanda y Zelanda, al tiempo que los Estados Generales reconocían a Don Juan como gobernador, las provincias rebeldes proseguían su empeño en alejarse de la monarquía hispánica. Las provincias protestantes, Holanda y Zelanda, no aceptaron el retorno del catolicismo. Los calvinistas ofrecieron la soberanía de los Países Bajos a Francisco de Valois, en tanto que Brabante aceptaba a Guillermo de Orange como estatúder, haciendo éste su entrada en Bruselas. Por otro lado, las provincias católicas ofrecieron la soberanía de los Países Bajos al archiduque Matías de Habsburgo, hermano del emperador Rodolfo. Los Estados Generales le nombraron gobernador en julio de 1577.

Ante estos hechos, Don Juan se refugió en Namur, al tiempo que llamaba de regreso a los tercios, los cuales arrivaron a finales de 1577 al mando de Alejandro Farnesio, tercer duque de Parma. Los rebeldes se vieron forzados a evacuar Bruselas y Amberes. A principios de año las tropas realistas se enfrentaron al nuevo ejército rebelde en la batalla de Gembloux, destruyéndolo completamente. Juan de Austria murío en Namur al contraer el tifus en octubre de 1578, nombrando como gobernador de los Países Bajos a Alejandro Farnesio, decisión más tarde confirmada por Felipe II.

[editar] La Unión de Arras y la Unión de Utrecht

Mapa de los Países Bajos en 1579, con la Unión de Utrecht en azul y la de Arras en amarillo (el obispado de Lieja en verde)
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Mapa de los Países Bajos en 1579, con la Unión de Utrecht en azul y la de Arras en amarillo (el obispado de Lieja en verde)

Con la mayor parte de los Países Bajos en manos de los rebeldes, los calvinistas se lanzaron a la persecución de los católicos, con el asesinato de religiosos y encarcelamiento de aquellos católicos partidarios del rey. La independencia de los Países Bajos se identificaba cada vez más con el calvinismo, lo cual fue aprovechado por Alejandro Farnesio.

Así, las provincias católicas del sur se reconciliaron con el rey para contar con su protección contra la intolerancia que ahora mostraban los protestantes. El 5 de enero de 1579, Alejandro Farnesio firmaba con las provincias de Hainaut, Douai y Artois la Unión de Arras (23 de enero) por la que reconocían la autoridad del rey. En respuesta, las provincias rebeldes de Holanda, Zelanda, Utrecht, Güeldres y Zutphen firmaban la Unión de Utrecht por la que rechazaban cualquier intromisión extranjera en sus asuntos. La Unión de Arrás, a la que se sumaron Brabante y las restantes provincias del sur, reconoció la soberanía real sobre su territorio y declaró su confesión católica el 17 de mayo de 1579.

El 15 de marzo de 1581 Felipe II declaraba fuera de la ley a Guillermo de Orange y ponía precio a su cabeza. Éste, libre ya de toda atadura, abjuró públicamente de su obediencia al rey y consiguió que los Estados Generales reunidos en La Haya hiciesen lo mismo el 26 de julio de 1581, declarando destituido a su soberano. Mediante el acuerdo alcanzado, las provincias rebeldes proclamaban formalmente su independencia y nombraban gobernador a Francisco de Alençon, duque de Anjou y heredero del trono de Francia. Sin embargo, el duque no era bien visto por una parte de los rebeldes y aunque éste, con ayuda de tropas francesas, intentó tomar Amberes fue rechazado. Negociaciones posteriores mantenidas en la ciudad de Colonia entre los católicos y protestantes no obtuvieron resultado alguno.

[editar] Alejandro Farnesio y la toma de Amberes

Mientras, Alejandro Farnesio proseguía con la recuperación de las provincias rebeldes. Captura las ciudades de Tournai, concluye el asedio de Maastricht en julio de 1579 , en 1583 reconquista los puertos más importantes de la costa flamenca, Dunkerque y Nieuwpoort; en 1584 se centra en las ciudades del interior, captura Brujas y Gante, y coincidiendo con la muerte del duque de Anjou y el asesinato de Guillermo de Orange, en julio de 1584 pone asedio a la ciudad de Amberes. Este asedio, que mantuvo en vilo a toda Europa a la espera del vencedor, representó un derroche de medios e ingenio por ambas partes durante los trece meses que fueron necesarios para forzar la rendición de la que probablemente era la ciudad más rica y más populosa de Europa y cuya toma representaba la determinación de la corona española en recuperar los territorios perdidos y en el mantenimiento de la iglesia católica.

[editar] La intervención extranjera y la intervención en el extranjero

La Armada española partiendo de Ferrol
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La Armada española partiendo de Ferrol

La ininterrumpida serie de éxitos militares del duque de Parma en los Países Bajos y la coincidencia de la muerte del duque de Anjou con la de Guillermo de Orange hizo pensar a Inglaterra que la rebelión, falta de líderes y de ayuda, estaba a punto de ser derrotada. Al mismo tiempo con la formalización de una alianza entre el líder del partido católico francés —Francisco, duque de Guisa— y la corona española para evitar la subida al trono francés del protestante Enrique de Navarra y apoyar a los católicos en caso de una guerra civil, Felipe II obtenía la seguridad de que no sería atacado por Francia y que ésta no se inmiscuiría en los asuntos de los Países Bajos. El rey francés, Enrique III, tras llegar, a su vez, a un acuerdo con el duque de Guisa, rechazó asumir el papel del duque de Anjou como soberano de los Países Bajos y retiró la ayuda que les prestaba.

Los éxitos españoles, tanto militares como diplomáticos, junto a la unión con Portugal (Unión Ibérica) en los inicios de la década de 1580, hizo aumentar considerablemente la sensación de aislamiento de Inglaterra. Tras tener noticia de los acuerdos de Felipe II con el duque de Guisa (en diciembre de 1584) y la noticia de la caída de Amberes en manos de Alejandro Farnesio (julio de 1585), Isabel I de Inglaterra decidió intervenir directamente en favor de la rebelión con el objetivo de desgastar a España. Isabel I proporcionó a los rebeldes holandeses 6.000 soldados de su ejército, al mando del conde de Leicester, quien, en contra de la voluntad de la reina, aceptó el nombramiento de gobernador, y se comprometió a sufragar una cuarta parte de los gastos militares de las provincias rebeldes. La ayuda prestada por Isabel I a los rebeldes holandeses fue uno de los motivos que decidieron el intento de invasión de Inglaterra con la Armada Invencible.

Durante 1586 y 1587, el duque de Parma dirigió sus esfuerzos a la organización del ejército y de los preparativos necesarios para embarcar al ejército de Flandes en los buques de la armada que debían recogerlos en el Canal de la Mancha, tomando las ciudades de Ostende y Sluist. Tras el fracaso de la Armada, España intervino en Francia en 1589 en apoyo de la Liga Católica. Esta intervención en las Guerras de religión de Francia, hasta el año 1598, fecha de la promulgación del Edicto de Nantes, mantuvo ocupado en Francia a gran parte del ejército de Flandes y obligó a seguir una estrategia defensiva en los Países Bajos.

Por su parte, los Estados Generales de las provincias del norte decidieron no nombrar ningún nuevo gobernador y asumir ellos mismos la soberanía, creando así la República de las Provincias Unidas.

[editar] La recuperación holandesa

A partir de 1590, tras la marcha del duque de Parma a Francia —donde morirá en 1592—, los rebeldes holandeses, liberados de la presión a la que les sometía el duque, pudieron tomar la iniciativa. Por otro lado, la crónica falta de dinero de la monarquía hispánica provocó un periodo de continuos motines entre los años 1589 y 1607, que limitaron la capacidad del ejército. En 1590 los holandeses conquistaban Breda por sorpresa. Entre 1591 y 1592 consiguieron ocupar gran parte de las provincias de Güeldres y Overijssel, situadas al norte de los ríos Rin y Mosa, y en julio de 1594 completaban la conquista de la provincia de Groningen en el norte, con lo que se creaba un frente más corto —desde Sluist en el mar, hasta el ducado de Cléveris al oeste de Nimega.

En 1595 Felipe II nombró gobernador de los Países Bajos al archiduque Alberto de Austria, el esposo de su hija Isabel Clara Eugenia, los cuales se convirtieron, a la muerte del rey en 1598, soberanos de los Países Bajos, al heredar aquella la corona. La defensa y las política exterior del país quedaron de todas formas en manos de la corona española.

Tras la muerte de Guillermo de Orange, el mando del ejército de las provincias rebeldes pasó a manos de su hijo Mauricio de Nassau-Orange que lo reformó haciendo de él un peligroso oponente al ejército de Flandes como demostró en la batalla de Nieuwpoort donde por primera vez las tropas holandesas vencieron a la españolas en campo abierto.

[editar] La forma de la guerra

La estabilización de la frontera cambió la forma de hacer la guerra practicada en Flandes. De una continua e intensiva serie de escaramuzas, golpes de mano, asaltos, tomas de pueblos y ciudades, salpicados con alguna batalla a lo largo de una frontera irregular, se pasó a un pulso anual de resistencia en que cada ejército sitiaba una o varias ciudades enemigas, que usualmente contaban con modernas fortificaciones, durante largos asedios en los que era necesario emplear a todo un ejército para finalmente rendir por hambre a la ciudad. El intento de la parte contraria por levantar el sitio de una ciudad asediada enviando a un ejército en su ayuda, llevó a un aumento de las batallas en campo abierto.

A partir de la década de los noventa y hasta el final de la guerra, la mayor parte de los enfrentamientos entre españoles y holandeses se dieron por el control de las ciudades ribereñas de los ríos Ijssel, Mosa y Waal, donde muchas de las ciudades cambiaron de mano más de una vez. Para evitar los intentos del ejército de Flandes de invadir el territorio y tomar las ciudades rebeldes, los holandeses construyeron un muro defensivo a lo largo de la orilla de los ríos Ijssel y Mosa que enlazaba con las fortificaciones de las ciudades y que consiguió evitar el intento de invasión realizado por los españoles en 1606

[editar] La Tregua de los Doce Años

Artículo principal: Pax Hispánica

Tras la derrota en Francia de la Liga Católica y sus aliados españoles, el nuevo rey de Francia, Enrique IV conseguirá extender su influencia por el sur de Alemania, Suiza y el norte de Italia hasta que en 1601 cae en su poder todo el Camino Español cortando las comunicaciones por tierra entre la Lombardía y Flandes.

La muerte de la reina Isabel en 1603 abre el camino para una paz con Inglaterra que acaba con la ayuda que prestaban los ingleses a los holandeses.

El 29 de septiembre de 1603 se entrega a Ambrosio Spinola el mando de las tropas que llevan dos años sitiando la cuidad de Ostende con la promesa de reconquistarla en el plazo de un año, lo cual logra el 22 de septiembre de 1604. Gracias a su victoria fue nombrado maestre de campo general y el año siguiente superintendente de Hacienda, con lo que se hacia con todo el mando y los ingresos del ejército.

Ya desde 1600, Felipe III quería una tregua en los Países Bajos que los holandeses rechazaban ya que su situación era mucho mejor que en épocas anteriores, pero la toma de Ostende dejó libre al ejército para iniciar de nuevo la ofensiva. Durante 1605 y 1606 el ejército de Flandes flanquea la barrera defensiva construida por los holandeses y consigue tomar varias ciudades pero sin poder penetrar profundamente en el territorio rebelde. Las falta de pagas para los soldados provocó que se produjeran los mayores motines de tropas ocurridos hasta entonces y que hacían inviable continuar con la campaña. El 14 de diciembre el Consejo de Estado aconseja al rey abandonar Flandes. Inesperadamente los holandeses hicieron una oferta de cese de hostilidades y la lucha finalizó el 24 de abril de 1607. Las negociaciones continuaron hasta el 9 de abril de 1609 en que se firma la Tregua de Doce Años.

[editar] La reanudación de la Guerra

La rendición de Breda, famoso cuadro pintado por Velázquez en 1634.
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La rendición de Breda, famoso cuadro pintado por Velázquez en 1634.

En 1622, un ataque español sobre la plaza de Bergen op Zoom fue repelido. En 1625, Mauricio moría mientras España ponía sitío a la ciudad de Breda. Su medio hermano Federico Enrique de Nassau tomó el mando del ejército, pero finalmente el comandante español Ambrosio Spinola tuvo éxito y toma Breda (episodio inmortalizado por Velázquez en su famoso cuadro "Las Lanzas"). Sin embargo, tras esta gran victoria, la partida se fue inclinando del lado holandés. Federico Enrique conquistó en 1629 la plaza de 's-Hertogenbosch (el Belduque español, en el norte de Brabante), considerada inexpugnable. Esta pérdida consituyó un serio revés para España

Tres años después, en 1632 Federico Enrique capturó Venlo, Roermond y Maastricht durante la famosa Marcha del Mosa. No obstante, los posteriores intentos de atacar Amberes y Bruselas fallaron. Los holandeses se vieron decepcionados por la falta de apoyo de la población flamenca debido fundamentalmente a las diferencias religiosas: mientras que los holandeses eran calvinistas, los flamencos eran católicos.

[editar] La guerra en las colonias

Las posesiones de los estados contendientes ya no se circunscribían a Europa, por lo que la guerra se extendió a las colonias de estos. En el caso español, la Unión Ibérica había puesto bajo la soberanía de los Habsburgo españoles el inmenso imperio colonial portugués. Así enfrentamientos en las Indias Orientales (en Macao, en Ceilán, en Formosa y en las Filipinas) y en las Indias Occidentales, sobre todo en Brasil. La mayor parte de estos conflictos se denominaría Guerra Luso-holandesa. En las colonias occidentales la mayor parte de los problemas se originaron con las actividades de corso holandés, que actuaba en las rutas mercantiles del Caribe. En este frente de la guerra el acontecimiento más resaltado fue la captura de gran parte de la Flota de Indias por parte del corsario holandés Piet Hein en 1628.

[editar] Estancamiento

Todos los bandos de la guerra llegaron a comprender que España nunca conseguiría restaurar su poder sobre los territorios al norte del delta del Mosa y del Ríen; y de que las Provincias Unidas del norte nunca lograrían conquistar las provincias del sur. En 1639 una armada española llegó a Flandes, con 20.000 soldados, para contribuir a las operaciones en el norte. Sin embargo, la armada fue derrotada decisivamente en la batalla de las Dunas. Esta victoria no sólo tuvo consecuencias en la Guerra de Flandres, sino que marcó también el fin de España como la mayor potencia marítima del mundo.

[editar] La paz

El 30 de enero de 1648 la guerra en los Países Bajos terminó con el tratado de Münster. Este tratado, firmado entre España y las Provincias Unidas, era sólo una parte de la Paz de Westfalia (que ponía fin a la Guerra de los Treinta Años).

La República de las Provincias Unidas fue reconocida como estado independiente y conservó muchos de los territorios que había conquistado durante los últimos compases de la guerra.

[editar] Principales operaciones militares

[editar] Bibliografía

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