Pequeña Edad de Hielo
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La Pequeña Edad de Hielo fue un período frío que abarca desde la mitad del siglo XIV a la mitad del siglo XIX. Este periodo frío puso fin a una era extraordinariamente calurosa llamada Óptimo climático medieval. Hubo tres máximos, sobre 1650, sobre 1770, y 1850. [1] Se pensó inicialmente que la PEH era un fenómeno global pero veremos que esto no es así. Bradley y Jones, 1993; Hughes y Díaz, 1994 y Crowley y Lowery, 2000 IPCC, describen el PEH como una época donde el Hemisferio Norte tuvo un modesto enfriamiento de menos de 1°C.
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[editar] En el Hemisferio norte
La Pequeña Edad de Hielo trajo inviernos muy fríos a muchas partes del mundo, pero la documentación más completa está en Europa y América del Norte. A mediados del siglo XVII, el avance de los glaciares de los Alpes suizos, afectó a pueblos enteros. El Río Támesis, los canales y los ríos de los Países Bajos se helaron a menudo durante el invierno, y las personas aprovecharon para patinar. En el invierno de 1780, el Puerto de Nueva York se heló, permitiendo a las personas caminar de Manhattan a la Isla de Staten. El hielo del Mar de Norte que rodea Islandia se extendió varios kilómetros en todas direcciones, produciendo el cierre de los puertos de la isla.
Los inviernos severos afectaron a la vida humana. La población de Islandia descendió a la mitad, y las colonias vikingas en Groenlandia desaparecieron. En América del Norte, los nativos americanos protestaron por la escasez de comida.
Durante muchos años, la nieve cubría la tierra durante muchos meses. Muchas primaveras y veranos eran fríos y lluviosos, aunque había una gran variabilidad entre unos años y otros. Las cosechas en toda Europa tuvieron que adaptarse a la corta estación de cultivo y había muchos años de carestía y hambre. Las violentas tormentas causaron inundaciones masivas y la pérdida de vidas fundamentalmente afectó a daneses, alemanes, y a las costas holandesas. [2]
La magnitud de los glaciares de montaña era mucho mayor. En 1800 los límites de las zonas de separaciones de acumulación neta de aquellos de ablación neta era aproximadamente 100 m más bajas que en 1975. [3].
En Etiopía y Mauritania, había nieve permanente en las crestas de las montañas en niveles donde no ocurre hoy. Timbuktu, una ciudad importante en la ruta de las caravanas transaharianas, se inundó 13 veces por lo menos por el río Níger; no hay ningún archivo que recoja inundaciones similares antes o después de la PEH. En China, en la Provincia de Kiangsi, se abandonaron cultivos como las naranjas, que necesitan un clima cálido; dicho cultivo había existido durante siglos. En América del Norte, los primeros colonos europeos informaron también de inviernos severos. Por ejemplo, en 1607 los hielos persistieron en el Lago Superior hasta el 8 de junio. [4]
La Pequeña Edad de Hielo dejó su impronta en el arte del periodo; por ejemplo, en cuadros del pintor flamenco Pieter Brueghel el Joven, quien vivió de 1564 a 1638, la nieve domina muchos paisajes de pueblos. Burroughs que estudió la pintura de ese periodo observó que la temática se da casi completamente de 1565 a 1665, y supone que el extraordinariamente crudo invierno de 1565 inspiró a los grandes artistas a pintar imágenes muy originales. Hay una interrupción del tema entre 1627 y 1640, con un retorno súbito después de esto; esto indica un interludio más apacible en los 1630. De 1640 a 1660 hay una etapa de pintura holandesa volcada en temas invernales que encaja con la vuelta de inviernos fríos. El declive final del tema en la pintura fue alrededor de 1660, y no coincide con una mejora del clima; Burroughs pone las cautelas oportunas respecto a intentar sacar muchas conclusiones de estos hechos. No obstante observa que esa pintura del invierno se repite alrededor de 1780 y 1810, en que de nuevo hubo un periodo más frío.
Otra persona famosa que vivió durante el PEH fue Antonio Stradivari, el conocido fabricante de violines. Los climas más fríos causaron que la madera de los árboles fuera más densa; a esto se atribuye parcialmente el extraordinario tono de las creaciones de Stradivari.
[editar] En el hemisferio sur
Un núcleo de hielo desde la parte oriental de la Cuenca Bransfield, identifica claramente en la Península Antártica acontecimientos propios de la Pequeña Edad de Hielo y del Óptimo Climático Medieval [5]. Estos acontecimientos cubren aproximadamente los últimos 300 años, es decir de 1700 en adelante, y muestran condiciones de tiempo no frías que se presentan durante gran parte del período llamado "Pequeña edad de hielo". Esto ilustra la no globalidad de la PEH.
Núcleos de hielo que van desde el Glaciar Superior de Fremont en América del Norte y el casquete de hielo Quelccaya en los Andes peruanos; (América del Sur) muestran cambios similares durante la PEH. [6]
Los núcleos de Law Dome muestran niveles más bajos de CO2 durante el periodo 1550 - 1800 d.C., probablemente como resultado de un clima global más frío. [7]
Núcleos sedimentarios (Gebra-1 y Gebra-2) en la Cuenca de Bransfield, Península Antártica, tienen indicadores glaciales, según las variaciones del hielo del mar, durante el periodo de la PEH. [8]
La historia de los corales del Pacífico tropical indica que la actividad más intensa de la Oscilación Sur de El Niño ocurrió a mediados del siglo 17, durante la Pequeña Edad de Hielo. [9]
[editar] Los modelos del clima
En el Atlántico Norte, los sedimentos acumulados desde el fin de la última glaciación, hace aproximadamente 12.000 años, muestra aumentos regulares en la cantidad de granos sedimentarios depositados, procedentes de los icebergs que se han fundido en el océano, indicando una serie de periodos fríos (1-2ºC) que se repiten cada 1.500 años aproximadamente.
El más reciente de estos periodos fríos fue la Pequeña Edad de Hielo. Estos mismos periodos fríos se han descubierto en sedimentos existentes en África, pero los periodos fríos parecen ser más grandes, oscilando entre (3-8ºC). [10]
[editar] Las causas
Los científicos han identificado dos causas de la Pequeña Edad de Hielo fuera de los sistemas de interacción océano-atmósfera, una actividad solar disminuida y la actividad volcánica aumentada. Otras personas investigan influencias más ambiguas como la variabilidad natural del clima, y la influencia humana. Algunos también han especulado que la despoblación de Europa durante la Peste negra, y la disminución resultante en el rendimiento agrícola, pudiera haber prolongado la Pequeña Edad de Hielo.
[editar] La actividad solar
Durante el periodo 1645-1715, en mitad de la Pequeña Edad de Hielo, la actividad solar reflejada en las manchas solares era sumamente baja, con algunos años que no había ninguna mancha solar. Este período de baja actividad de la mancha solar es conocido como el Mínimo de Maunder. El eslabón preciso entre la baja actividad de las manchas solares y las frías temperaturas no se han establecido. Pero la coincidencia del Mínimo de Maunder con el periodo más profundo de la Pequeña Edad de Hielo sugiere que hay una conexión. [11] Otros indicadores de la baja actividad solar durante este período son los niveles de carbono-14 y berilio-10. [12]
[editar] La actividad volcánica
A lo largo de la Pequeña Edad de Hielo el mundo experimentó también una actividad volcánica elevada. Cuando un volcán entra en erupción, sus cenizas alcanzan la parte alta de la atmósfera y se pueden extender hasta cubrir la tierra entera. Estas nubes de ceniza hacen que no llegue la radiación solar entrante, llevando a una disminución de la temperatura a nivel mundial. Pueden durar hasta dos años después de una erupción. También se emitió durante las erupciones azufre en forma de gas SO2 . Cuando este gas alcanza la estratosfera se convierte en partículas de ácido sulfúrico que reflejan los rayos del sol reduciendo la cantidad de radiación que alcanza la superficie de la tierra. En 1815 la erupción de Tambora en Indonesia cubrió la atmósfera de cenizas; el año siguiente, 1816, fue conocido como el Año sin verano, cuando hubo hielo y nieves en junio y julio en Nueva Inglaterra y el Norte de Europa.
[editar] La Pequeña Edad de Hielo en España
Salas y otros (Nuestro Porvenir Climático, 2001) mencionan que el Ebro se heló siete veces entre 1505 y 1789. En 1788 y de nuevo en 1789 el río permaneció helado durante quince días. El libro también menciona la presencia de una extensa red de neveros, o pozos de nieve, ventisqueros y glaciares que se construyeron y mantuvieron entre los siglos XVI y XIX a lo largo del Mediterráneo oriental, algunos ubicados en áreas donde no nieva en la actualidad un solo día al año. El almacenamiento y distribución de hielo eran un negocio vivo que involucraba secciones enteras de la población rural.
Hay también una amplia evidencia de que durante ese período los glaciares se extendieron en los Pirineos, fundiéndose desde entonces. Es más, los remanentes del glaciar de Sierra Nevada que finalmente sucumbió al final del siglo XX, se originaron en este momento, y no eran, como a veces se dice, restos de la última verdadera Edad de Hielo. Los últimos verdaderos glaciares de Sierra Nevada y los Picos de Europa se fundieron a finales del siglo XIX. Se cree que las temperaturas en Europa durante el llamado Óptimo climático medieval entre los siglos IX al XIII debió haber sido entre 1º y 1.5ºC superior a la temperatura actual, suficiente para que estos glaciares, e incluso los de los Pirineos, se hubieran fundido. Los actuales glaciares de los Pirineos se formaron principalmente durante este periodo frío y han estado fundiéndose despacio desde entonces. El área de la superficie total de los glaciares en la vertiente española de los Pirineos ha descendido desde las 1.779 ha en 1894 a 290 ha en el año 2000.
Martin y Olcina en Clima y Tiempo señalan en España cuatro períodos de sucesos catastróficos (mitad del siglo XV, 1570-1610, 1769-1800 y 1820-1860) señalados por lluvias intensas, nevadas y tormentas en el mar. Éstos se mezclaron con los interludios de severas sequías.
Otro estudio de A. Sousa y P. García-Murillo en 2003 se fija en los cambios en el humedales de Andalucía (específicamente, Doñana) al final de la Pequeña Edad de Hielo. Los autores encontraron que la Pequeña Edad de Hielo se caracterizó por periodos más lluviosos alternando con otros de sequía. Otros autores creen que la PEH se caracterizó en el sur de la Península Ibérica por un aumento de la lluvia, mayor frecuencia de las inundaciones y de la sedimentación en la Europa mediterránea.
[editar] El fin de la Pequeña Edad de Hielo
Alrededor de 1850, el clima del mundo empezó a calentarse de nuevo y puede decirse que la Pequeña Edad de Hielo se acabó en ese momento. Algunos científicos creen que el clima de la Tierra todavía se está recuperando de la Pequeña Edad de Hielo y que esta situación se suma a las preocupaciones del cambio del clima causado por el hombre.
[editar] Véase también
- Cambio climático
- Calentamiento global
- Óptimo climático medieval