Constantinopla
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Nombre antiguo de la actual ciudad de Estambul en Turquía. Se debe este nombre al emperador romano Constantino en el siglo IV. Fue capital del Imperio Bizantino (también llamada Bizancio) o Imperio Romano de Oriente durante siglos, desde 395 hasta su conquista por los turcos en 1453, cuando comienza la Edad Moderna.
[editar] Constantino
En el año 324 Constantino I el Grande vence al coemperador romano Licinio (Flavio Valerio Licinio Liciniano 250-325), transformándose en el hombre más poderoso del Imperio Romano.
En ese contexto decidió convertir a la ciudad de Bizancio en la capital del Imperio, comenzando trabajos para embellecer, recrear y proteger la ciudad. Para ello utilizó más de cuarenta mil trabajadores, mayormente esclavos godos.
Después de 6 años de trabajos, hacia el 11 de mayo de 330, y aún sin finalizar las obras (se terminaron en el 336), Constantino inauguró la ciudad mediante los ritos tradicionales, que duraron 40 días. La ciudad entonces contaba con unos 30.000 habitantes. Un siglo más tarde superaba los 300.000.
La ciudad fue renombrada como Nueva Roma, aunque popularmente se la denominaba Constantinopla (en griego Κωνσταντινούπολη), y fue reconstruida a semejanza de Roma, con catorce regiones, foro, capitolio y senado, y su territorio sería considerado suelo itálico (libre de impuestos). Al Igual que la capital itálica, tenía siete colinas.
Constantino no destruyó los templos existentes, ya que no persiguió a los paganos, es más, construyó nuevos templos para paganos y cristianos, especialmente influido por estos últimos. Tal es así que durante su gobierno se abolió la crucifixión, las luchas entre gladiadores, el divorcio y se mantuvo una mayor austeridad sexual, según las costumbres cristianas. Además construyó iglesias como la de Santa Sofía y Santa Irene y la iglesia-mausoloeo de los Santos Apóstoles, donde fue enterrado el emperador. Pese a todo este apoyo al cristianismo, Constantino jamás se declaró cristiano, solo lo llegó a ser en el lecho de muerte y bautizado por un obispo arriano, Eusebio de Nicomedia.
Nueva Roma fue embellecida a costa de otras ciudades del imperio, que fueron saqueadas en sus mejores obras, trasladadas a la nueva capital del imperio. En el foro se colocó una columna donde se emplazó una estatua de Apolo, a la que Constantino hizo quitar la cabeza para colocar una réplica de la suya. Se transladaron esculturas, columnas, mosaicos, obeliscos, desde Alejandría, Éfeso y sobre todo desde Atenas. Constantino no reparó en gasto, quería levantar una capital universal.
La ciudad contaba con un hipódromo, construido en tiempos de Septimio Severo (año 203), que podía albergar más de 50.000 personas y era la sede de las fiestas populares y de homenaje a los generales victoriosos del imperio. Sus tribunas también fueron testigo de tribunales donde se dirimían los casos más relevantes. Hoy en día, el hipódromo sólo es una plaza del centro de la ciudad (Estambul), donde se conservan los dos obeliscos que se encontraban en el centro de la pista, uno de ellos perteneciente al faraón egipcio Thutmose III.
También se dio gran importancia a la cultura. Constantino creó la primera universidad del mundo al fundar, en el 340, la Universidad de Constantinopla, aunque luego fuera reformada por el emperador Teodosio II en el 425. En ella se enseñaba gramática, retórica, derecho, filosofía, matemática, astronomía y medicina; también gramática latina, gramática griega, retórica latina y retórica griega. La universidad constaba de grandes salones de conferencia, donde enseñaban sus 31 profesores.
Al morir Constantino, la fragmentación del Imperio Romano era un hecho. Sin embargo, esto no se produciría hasta la muerte de uno de sus sucesores: Teodosio, en el año 395, quien dividió en dos el Imperio y cedió el mando de la parte occidental, con sede en Roma, a su hijo Honorio; y la parte Oriental, con sede en Constantinopla, a su otro hijo Arcadio, dando comienzo al Imperio Bizantino que, a diferencia de la parte occidental cuya decadencia fue cada vez mayor, se mantuvo con en pie hasta el año 1453.
En época del emperador Justiniano (527-565) se construyó la iglesia cristiana de Santa Sofía, donde sus arquitectos tuvieron que colocar una cúpula sobre un edificio rectangular. Tan complejo fue esto que la primera cúpula se derrumbó, pero la segunda es la que hoy se puede ver en el edificio. Justiniano también construyó la Iglesia de los santos Sergio y Baco, entre los años 527 y 536.
Durante el gobierno del emperador Heraclio (610-641) se creó la Academia Patriarcal de Teología, que luego fuera organizada también como universidad.