Trofim Denisovich Lysenko
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Trofim Lyssenko (1889-1976) era un ingeniero agrónomo que en los años 30 dio a conocer su sorprendente descubrimiento, el que consistía, según afirmaba, en la posibilidad de hacer cosechas de trigo en invierno. Esto puede parecer trivial y de hecho lo es, excepto porque la conclusión del pseudo científico era que esto supuestamente no podía ser explicado por la teoría cromosómica y, por lo tanto, esta debía ser desestimada. Lyssenko, muy orgulloso de su hallazgo se lanzó entonces a la conquista de la escuela soviética de genética, muy avanzada hasta ese entonces. Lyssenko seguramente hubiera resultado ser un mitómano más si no hubiera recibido el apoyo de Stalin y de todo un aparato para el que la ciencia era sólo una forma de política. Así fue que quienes rechazaron sus ideas fueron prestamente enviados a Siberia a reconsiderar su posición. Es que, según los miembros más poderosos del partido, la teoría genética impedía pensar en una revolución y, sostenían los miembros del partido, un neo lamarckismo comunista sería mucho más acorde a la idea de emancipación de la clase obrera. La genética, por así decirlo, no era capaz de asimilarse a la dialéctica materialista (conclusión equivocada, por otra parte, a la que también adhieren algunos sociobiólogos más neoliberales que no comprenden la importancia del ambiente en el desarrollo de eventuales potencialidades genéticas). La noción de especie tenía para Lyssenko un tufillo burgués inexcusable y debía ser expulsado de la ciencia soviética. Con poco respeto por el falsacionismo o cualquier otra metodología de contrastación científica las bases de la genética se tiraron abajo de la misma manera que la estatua de Gregor Mendel que se hallaba en su pueblo natal de Brno. Por si quedaba alguna duda arrancaron las arvejas con las que había hecho tantos experimentos. Sólo el terror pudo instalar una teoría semejante. El poder de este personaje pudo empezar a debilitarse recién a la muerte de Stalin, en 1953 (el mismo año en el que Crick y Watson descubrieron la estructura del ADN). Aún así la caída fue lenta: en 1956 tuvo que renunciar a la Academia de Ciencias de la Agricultura y recién en 1965 lo despidieron del Instituto de Genética Soviético. Ese fue el año en el que se celebró el centenario de los hallazgos de Mendel y se levantó nuevamente su estatua.