Plan Hidrológico Nacional
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El Plan Hidrológico Nacional fue aprobado por el Parlamento español en 2005, modificando el Plan del 2001, y sustituyendo el trasvase del Ebro por el proyecto AGUA. El principal proyecto del Plan del 2001 era el trasvase del Ebro, un proyecto para crear una serie de canalizaciones que llevaran agua desde la cuenca del Ebro hasta Alicante, Valencia, Murcia, Almería y Barcelona, aprobado por el Parlamento en 2001 a propuesta del gobierno de José María Aznar en la legislatura 2000-2004.
El actual gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero anuló el plan mediante decreto en 2004.
[editar] Polémica
El PHN de 2001, como el de 1993, fue muy polémico en España. Sus detractores afirman que:
- Las alternativas de gestión de demanda son más baratas que el trasvase.
- Su impacto ecológico en el Delta del Ebro.
- No se han estudiado lo bastante otras opciones, como plantas desalinizadoras, que podrían ser más baratas, o medidas de ahorro de agua.
- El cambio climático podría reducir todavía más el caudal del río Ebro.
Sus defensores han acusado a los que se oponen al trasvase del Ebro de ser insolidarios, puesto que la alternativa basada sólo en desalinizadoras, en su opinión, no es viable desde el punto de vista económico y de mantenimiento del nivel de vida, energético (gasto de energía y CO2 emitido), ni ecológico, aunque éstas estaban contempladas de todas maneras en el antiguo PHN, pero sólo de forma complementaria al trasvase.
Otras personas opinan que el requisito indispensable de cualquier solución es resolver previamente el desgobierno de los recursos subterráneos del sur, lo que supone un gran desafío para la administración hidraúlica como muestra el caso de las Tablas de Daimiel.
Las medidas de gestión de demanda en el regadío, como mercados de agua, subir los precios del agua, o limitar las extracciones no sostenibles son muy difíciles de implementar desde el punto de vista técnico y político. Además, la presión urbanística está contribuyendo a la degradación de los rescursos hídricos y los ecosistemas acuáticos. El objetivo de protección de los recursos hídricos y los ecosistemas es clave, dada la importancia de las actividades turísticas actuales y potenciales en el sureste peninsular.
Con todo ello resulta ser la agricultura la más perjudicada, puesto que la escasez de agua, los altos costes de poca existente y los bajos precios del producto agrario hacen que no sea viable esta actividad en los campos del sureste y se tienda al abandono de la tierra. Así pues, se está dando un envejecimiento progresivo debido a que no hay nuevas generaciones que se quieran hacer cargo de la tierra y, en consecuencia de dicho abandono se está favoreciendo a la desertización de la zona y a la enorme presión y especulación urbanística.
