Parque Chicano

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El Parque Chicano (Inglés: Chicano Park), un parque público de 3,2 ha, está colocado debajo del puente San Diego-Coronado en el vecindario de Logan Heights (Barrio Logan), una comunidad de Mexicano-Americanos e inmigrantes Mexicanos de San Diego, California. El parque es hogar a la colección más grande del mundo de murales (67), así como esculturas, obras de tierra, y una pieza arquitectónica dedicada al patrimonio cultural de la comunidad. El parque fue designado como un "sitio histórico oficial" por la Mesa de Sitios Históricos de San Diego en el año 1980 debido a la magnitud y significado histórico de sus murales, los cuales fueron reconocidos oficialmente como arte público por la Mesa Consejera Pública de San Diego en 1987. Como El Parque del Pueblo (People's Park) de Berkeley, California, el Parque Chicano fue creado como resultado de una ocupación física del terreno por los miembros de una comunidad que devulvió confrontación entre la gente y las autoridades. El 22 de abril de cada año se celebra el aniversario de la ocupación con una fiesta llamada El Día del Parque Chicano (Chicano Park Day).

[editar] Historial

El vecindario de Logan Heights se conocía originalmente como el "East End" (Oriente) de San Diego, y sus primeros habitantes Mexicanos llegaron en la década de los 1890. Fueron seguidos poco después por refugiados de la violencia y caos de la Revolución Mexicana, la cual comenzó en 1910. Por el año de 1905, el área ya tenía el nombre de Logan Heights.

El barrio original se extendía hasta la costa, y los residentes se aprovechaban del acceso al mar. Este acceso fue bloqueado a comienzos de la segunda guerra mundial, cuando bases de la armada estadounidense fueron instaladas. Este negamiento fue el origen del resentimiento de la comunidad hacia el gobierno y sus agencias.

El resentimiento se aumentó en los años 1950, cuando fue designado como una "zona para el uso mezclado" de residencias e industria. Vendedores "yonqeros" y mecánicos ingresaron al barrio, contaminando el aire, haciendo ruido, y creando condiciones estéticas no correspondientes a una zona residencial. Resentimiento creció aun más en el año 1963, cuando el barrio fue separado en dos por la construcción de la autopista interestatal 5.

En aquella época, los Mexicanos no se acostumbraban a que fuesen incluidos en tomAR parte de las decisiones que afectaban sus comunidades ni a que sus oficiales representasen sus intereses, así es que no hicieron ninguna queja formal. La actitud pasiva empezó a cambiar durante la década en que los Afro-Americanos, las mujeres, y otros grupos oprimidos reclamaban sus derechos de participación política e inclusión social en los Estados Unidos. Mientras que las varias campañas se fusionaron bajo la bandera del Movimiento Chicano, (el derecho al sindicalismo campesino dirigido por César Chávez y Dolores Huerta, los derechos de los veteranos bajo la dirección del Dr. Héctor Pérez García, el derecho a la igualdad educativa dirigida por el grupo estudiantil MEChA, y por los derechos garantizados por el Tratado de Guadalupe Hidalgo bajo el liderazgo de Reies López Tijerina), también se realizaba un conocimiento político y un sentido de apoderamiento del el Barrio Logan.

Los miembros de la comunidad exigieron un parque del concilio municipal, el cual que había prometido un parque para compensar la pérdida de más de 5.000 casa y negocios que fueron quitados para plazo a la carretera y, en 1969, el puente San Diego-Coronado que conectaba la península de Coronado a la masa principal del continente, efectivamente cubriendo el barrio con un dosel sostenido por un "bosque" de columnas concretas. En junio de 1969, el parque fue aprobado oficialmente pero ninguna acción fue tomada para realizar la decisión.

[editar] La ocupación

En camino a la escuela la mañana del día 22 de abril, 1970, Mario Solis, un estudiante del Colegio Municipal de San Diego (San Diego City College) y miembro del grupo militante los Brown Berets, miró un bulldozer junto al terreno designado para el parque comunitario. Al preguntarles a los obreros qué construían, se enteró de que, en lugar de un parque, preparaban la tierra para poner un estacionamiento al lado de un edificio que se convertiría a una estación de la Patrulla Carreterera de California. Debido a los gran cantidad de quejas contra las autoridades policiacas, la intención de crear una nueva estación en medio de la comunidad fue visto como una ofensa mayor.

Solis fue de puerta en puerta para anunciar la construcción. En la escuela, alertó a los alumnos de la clase de estudios chicanos del Profesor Gil Robledo, quienes imprimieron volantes para atraer más atención al fiasco. Al mediodía, alumnos de preparatorios locales dejaron sus clases para reúnirse con los vecinos que ya habían congregado en el lugar. Algunos manifestantes formaron "cadenas humanas" alrededor del bulldozer mientras que otros plantearon árboles, flores, y cactus. Según reportajes contemporáneos, Solis mismo tomó control de un bulldozer y lo usó para aplanar la tierra para la plantar. Notablemente, la bandera de Aztlán fue levantada sobre un viejo poste telefónico, marcando una "reclamación" simbólica de tierra anteriormente mexicana por gente de ascendencia mexicana.

La construcción fue cancelada. La ocupación duró doce días mientras oficiales municipales negociaron con representantes del barrio la creación de un parque. Durante ese tiempo, grupos llegaron de Los Ángeles y Santa Bárbara para expresar su solidaridad con el pueblo Sandiegueño. Temiendo que dejar el terreno sería igual a conceder victoria a las autoridades, el nuevamente formado Comité Directiva del Parque Chicano llegó a un acuerdo que terminaraba la ocupación de la tierra pero que permitía a un representante quedarse alrededor del terreno disputado para proveer información acerca del proyecto a los residentes. El Comité mantuvo el derecho de reinstituir la ocupación si un acuerdo para establecer un parque no fuera alcanzado.

En una reunión el 23 de abril, un artista joven llamado Salvador Roberto Torres, de regreso al barrio de sus estudios artísticos en el College of Arts and Crafts (Colegio de Artes y Artesanías) de Oakland, compartió su sueño de adornar las columnas del puente con murales. Por eso se le atribuye la idea de crear el Parque Chicano y se le llama "el arquitecto del sueño".

Al final, $21.814,96 fueron alocados para el desarrollo de un parque de 7.284,34 m² el 1 de julio, 1970.

[editar] Creación del parque

Aunque el parque empezó a desarrollarse el primer día de la ocupación, con mejoramientos de jardinería, los murales que acudieron fama internacional al parque no tuvieron inicio hasta 1973. Con pocas excepciones, los artistas y sus organizaciones recaudaron los fondos necesarios para comprar ácido murático para limpiar las columnas, acondicionador de caucho, y pintura, y donaron su labor. Artistas de todas partes del estado fueron invitados a contribuir sus visiones artísticas, las más notables proveniendo del Royal Chicano Air Force (Fuerza Aérea Chicana Real) de Sacramento y el equipo de Charles "Gato" Félix, el responsable para los murales de los departamentos Estrada Courts de Los Ángeles. Muchas personas que no eran ni Chicanas ni Mexicanas también participaron. Con el paso del tiempo, más vegetación fue plantada para crear un "jardín de nopalitos".

Otras adiciones al parque han sido poco sistemático, ya que el comprehensivo "Plan Maestro" propuesto por los artistas nunca fue adoptada por la ciudad. El parque se ha agrandecido, y al momento alcanza casi "hasta la bahía", un lema usado durante una campaña de 1980 para extender el parque hasta la costa. El Parque Ribereña Cesar E. Chávez fue iniciado en 1987 y completado en 1990, restaurando el acceso marino al pueblo. A la excepción de tres cuadras que todavía no son parte del parque, la meta original de crear un parque comunitario con acceso al mar se ha cumplido. Proyectos mayores de restauración de los murales empezaron en 1984, y han sido restaurado casi continuamente desde entonces.

[editar] Controversia

Desde su principio, el Parque Chicano ha sido sujeto a varias controversias. Ha habido disputas entre los artistas mismos acerca de quien logra pintar los murales, el tipo de imágenes que se representarían, quien se hace responsable por la restauración de los murales, et cétera. Pero los conflictos entre los artistas y los oficiales municipales y estatales han sido aun mayor. Se han remontado conflictos entre defensores del parque y comunidades anglosajonas vecinas.

En 1979, una investigación del Gran Jurado de San Diego forzó a la Confederación Chicana a abandonar el edificio del parque
La exigencia de un kiosco, llamado el "Chicano Park kiosko", fue cumplida en 1977, pero solamente después de una lucha burocrática concernante el estilo de su arquitectura. Consejero municipal Jess Haro quería un kiosco al estilo Español, mientras los residentes del barrio querían un estil indígena. Últimamente, el deseo de la comunidad fue realizada, y el kiosko se parece a un templo Maya.
Barrio Sí, Yonques No. Un esfuerzo para volver a clasificar el área como una zona (únicamente) residencial provocó la ira de los "yonques", vendedores de cachibaches, quienes vandolizaron los murales, en especial el mural Barrio Sí, Yonkes No que fue creado para conmemorar la campaña.
En los medio 80, Caltrans (el Departamento Californiano de Transportación) decidió modernizar el puente y el autopista para asegurarlos en caso de terremoto. La comunidad se mobilizó en contra la "falta de sensibilidad" del proyecto, temiendo que el proceso destruiría los murales y la historia que representaban. El acuerdo al cual llegaron protegió los murales con tablas de madera durante el proceso de modernización.
Racismo. Los murales han sido vandolizados por bombas de pintura, el lanzamiento de piedras, y pintura aerosol. Mensajes derogatorios dirigidos hacia mexicanos han sido pintado sobre los murales.
En 2003, un plan para renovar el parque fue arrestado cuando Caltrans se opuso a la palabra "Aztlán", cuyas letras se habían trazadas con piedras años antes. Diciendo que el término era "militante", pretendían que el uso de fondos federal violaría título 9 del Acto de Derechos Civiles de 1964 al mostrar preferencia a la raza mexicana. Sin embargo, Pedro Orso, director del distrito de Caltrans encargado de investigar la situación, decidió que la palabra no violaba ninguna ley, y la concesión de $600,000 fue dada.

[editar] Referencias

Brookman, Philip, y Gómez-Peña, Guillermo, editores. Made in Aztlan. 1986. San Diego: Tolteca Publications, Centro Cultural de la Raza. ISBN 0-938461-00-1
Mulford, Marilyn, directora. Chicano Park [film]. 1989. Estados Unidos: Redbird Films.