Guerra de los Supremos
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Guerra de los Supremos, conflicto civil en Colombia motivado por la ambición de poder de unos cuantos caudillos regionales (gamonales) interesados en derrocar al presidente José Ignacio de Márquez. La razón por la cual a esta guerra se la llamó “de los Supremos” fue la participación del general José María Obando y otros gamonales revolucionarios que se llamaban a sí mismos “jefes supremos”.
La defensa del gobierno estuvo a cargo, principalmente, de los generales Pedro Alcántara Herrán y Tomás Cipriano de Mosquera, que con los antiguos bolivarianos y unidos a los liberales moderados entaron a formar el Partido Ministerial o “de la Casaca Negra”, núcleo del que más tarde se llamaría Partido Conservador Colombiano.
La atención a la guerra en el sur contra Ecuador dejó desguarnecida a la capital del país y, en peligro de que ésta cayese en poder de los “Supremos”, el presidente Márquez salió a reunirse con los generales Herrán y Mosquera, dejando encargado del poder al vicepresidente general Domingo Caicedo, del 5 de octubre al 19 de noviembre de 1840.
El “Supremo” de El Socorro, Manuel González, rechazó toda propuesta de avenimiento y se habría apoderado de la desguarnecida Bogotá si no hubiese levantado ánimos el prócer de la independencia, general Juan José Neira, quien detuvo a los invasores en la batalla de Buenavista o La Culebrera, aunque a costa de una herida que le causó la muerte pocos meses más tarde.
Se llamó la Gran Semana la del 22 al 28 de noviembre cuando, después del regreso del presidente Márquez, la ciudad fue nuevamente amenazada por un poderoso ejército revolucionario que avanzó hasta Cajicá.
El gobernador Lino de Pombo declaró el estado de sitio y el general Francisco Urdaneta, jefe militar de la plaza, movilizó a toda la población para la defensa.
Para levantar los ánimos se hizo una procesión con el Jesús Nazareno de San Agustín, el mismo que había sido generalísimo de Antonio Nariño. Fue sacado el General Neira en hombros de distinguidos caballeros y fue coronado de laureles en la plaza mayor, en medio de estruendosa ovación. Mientras tanto, se acercaba la división del sur, al mando del general Alcántara Herrán y el ejército enemigo se retiró al norte.