Cinturón de Hierro de Bilbao
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El Cinturón de Hierro de Bilbao es un sistema de fortificación formado por túneles, búnkeres y trincheras que se construyó durante la Guerra Civil Española a través de la costa y los montes que rodean Bilbao (Gaztelumendi, Artxanda, etc.).
En septiembre de 1936, el Euzko Gudarostea (ejército dirigido por el recientemente formado Gobierno vasco de José Antonio Aguirre y formado por batallones de distintas ideologías fiel a la República) se mantenía ante las tropas de Mola tan sólo en Vizcaya y la zona oeste de Guipúzcoa. Para tratar de evitar la caída de Vizcaya en manos de los sublevados, el Gobierno vasco levantó el denominado Cinturón de Hierro, una línea defensiva estática, destinado a la defensa de Bilbao, siguiendo las instrucciones del general Alberto de Montaud y Noguerol, cuya eficacia ha sido elogiada por unos y criticada por otros.
De todos modos, como concepción militar, respondía a la estrategia de defensa estática procedente del alto mando francés en la Primera Guerra Mundial, compartida entonces por la mayoría de los estados mayores.
En su construcción participaron trece arquitectos, doce ingenieros industriales, dos ingenieros de minas, un ingeniero agrónomo, tres aparejadores y dieciséis contratistas, coordinados por el capitán de Ingenieros Alejandro Goicoechea, posterior inventor del Talgo, y su ayudante el capitán Pedro Murga.
Fueron precisamente los propios encargados del diseño quienes, con su traición, hicieron posible su fracaso. Murga y Anglada fueron fusilados después de ser descubiertos intentando entregar planos a agentes rebeldes. El monárquico Goicoechea consiguió pasar las líneas, llevándose consigo todos los planos e información del entramado defensivo, que entregó a los atacantes.
De esta forma, los mandos del bando nacional pudieron saber que en el sector del monte Gaztelumendi el cinturón poseía una sola línea de defensa, por lo que la ofensiva definitiva, un mes después, se llevó a cabo por ese tramo. Las tropas franquistas lanzaron un potente ataque apoyado por aviones que pulverizó las defensas bilbaínas, de forma que el 19 de junio de 1937 Bilbao cayó en manos de las tropas franquistas.