Neógeno
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El neógeno es una unidad del tiempo geológico que pertenece a la era cenozoica; dentro de esta, el neógeno sigue al paleógeno y precede al cuaternario. El neógeno abarca el Mioceno y Plioceno.
Los términos sistema neógeno (formal) y sistema terciario superior (informal) describen las rocas depositadas durante el periodo neógeno.
El neógeno se ha entendido tradicionalmente que finaliza al terminar el plioceno, justo antes del comienzo del periodo cuaternario; muchas escalas temporales apoyan esta división. Sin embargo, hay un movimiento entre los geólogos (especialmente los dedicado al neógeno marino) que tiende a incluir también a la siguiente era geológica (el cuaternario) en el neógeno, mientras que otros (especialmente los geólogos terrestres) insisten en que el cuaternario es un periodo distinto con registros claramente diferenciados.
La en ocasiones confusión terminológica y el desacuerdo entre los geólogos respecto del trazado de límites, se debe a la divisibilidad relativamente tenue entre unidades de tiempo cuando nos aproximamos al presente, y debido a que la preservación geológica hace que el registro sedimentario geológico más joven sea conservado sobre un área mucho más grande y reflejando muchos más ambientes que el registro geológico más antiguo. Al dividir la era cenozoica en tres (probablemente dos) periodos (Paleógeno, Neógeno, Cuaternario), en vez de siete épocas, los periodos son más fácilmente comparables a la duración de los periodos en las eras del mesozoico y paleozoico.
El neógeno abarca unos 23 millones de años. Durante el neógeno los mamíferos y las aves se desarrollaron bastante. Muchas otras formas se mantuvieron relativamente estables. Tuvieron lugar algunos movimientos continentales, siendo el más significativo la conexión de América del Norte con América del Sur a finales del Plioceno. Además, durante el neógeno el clima se enfrió, culminando en las glaciaciones del cuaternario, y se asistió al nacimiento del género homo.