Manuel de Terán Álvarez
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Manuel de Terán Álvarez (Madrid, 1904 - 1984), geógrafo vinculado a la Generación del 27, fue el renovador de la Geografía en España.
Como geógrafo tuvo que formarse prácticamente en solitario puesto que en la década del 1920 la investigación geográfica era apenas existente en la Universidad de Madrid, donde se formó. Durante la Guerra Civil fue perseguido por las tropas franquistas debido a sus relaciones de amistad o parentesco con personalidades intelectuales y artísticas relevantes en el Madrid de preguerra como Fernández de los Ríos, Julián Besteiro, Ortega y Gasset, Jiménez Fraud, Lorca, Buñuel, Menéndez Pidal, Sánchez Albornoz, motivo por el cual debió pasar a la clandestinidad durante un tiempo. Fue expulsado de la Sociedad Geográfica Nacional y permaneció separado de su cátedra de Instituto hasta el 1942, año en que Terán se incorpora, a solicitud de Eloy Bullón, al Instituto Juan Sebastián Elcano, del CSIC.
No fue hasta 1951 cuando consigue la cátedra universitaria, que compatibiliza con la Enseñanza Media por vocación docente hasta 1970, como ya hizo antes de la guerra en el Instituto Escuela, reflejo y consecuencia de las tradiciones intelectuales y pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza. Su acceso a la Universidad fue decisivo para el despegue de la investigación geográfica en Madrid, a través de su tarea de formación de discípulos.
Académico de la Lengua y de la Historia, fue el renovador de la geografía y gran figura intelectual de la España de su tiempo. Para él la geografía no se podía entender sin el diálogo permanente con otros campos de conocimiento, como la historia, la etnografía, la sociología y las ciencias naturales, y supo moverse con soltura entre ellos sin renunciar a su proyecto geográfico. Como investigador y desde el Instituto Elcano del CSIC, con la revista Estudios Geográficos, puso en marcha un programa renovador y moderno de estudio de la realidad geográfica española. Gran escritor, nos ha legado valiosas imágenes de los paisajes españoles, “amasados de tierra y de cultura”, en un momento en que los rurales y los urbanos estaban en plena transformación secular.