José Amedo

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José Amedo nació en Lugo en 1946 aunque su familia se trasladó a Bilbao cuando tenía tres años. En 1968 ingresó en el Cuerpo General de Policía donde fue destinado a los Servicios de Información de la Policía en el País Vasco.

Durante la década de los setenta, trabajó en labores de espionaje relacionadas con el entorno de ETA por lo que estuvo amenazado en varias ocasiones. En 1983, y a instancias del Ministerio de Interior participa en las actividades de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) a raíz del secuestro y asesinato de los etarras Lasa y Zabala y el secuestro del empresario francés Segundo Marey.

Tras la publicación en Diario 16 y El Mundo de la "Guerra sucia", es acusado de participar en los GAL y condenado a prisión sin que se le consiga arrancar la identidad de quien le dio las órdenes. Años después y tras reitereadas promesas incumplidas de los sucesivos gobiernos del PSOE de liberarle si se mantenía en silencio, cede a supuestas presiones del juez Garzón que supuestamente le amenaza con procesar a su mujer por evasión de capitales ya que ha obtenido de un juez suizo pruebas de la existencia de unas cuentas en ese país a nombre de ella^{[cita requerida]}. Estas cuentas son en las que supuestamente los antiguos jefes de Amedo depositaban fondos para comprar su silencio. Perdida la esperanza del indulto y aconsejado por su abogado, Amedo confiesa a Garzón todo lo que sabe y le entrega pruebas materiales de la implicación de toda la cúpula de la seguridad del estado en Vizcaya durante los años de los GAL así como de Ricardo García Damborenea. No contento con esto, el juez Garzón le sigue presionando hasta que inculpa a Rafael Vera y José Barrionuevo, contra los que sólo tenía sospechas fundadas pero no pruebas materiales. Según el testimonio de Amedo en sus memorias, el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez colabora activamente entrevistándose con él para garantizarle la generosidad de un futuro gobierno del PP. Según este testimonio, Garzón le obliga incluso a dar una entrevista a El Mundo cuya publicación posterior coincide con el momento álgido del destape de varios e importartes casos de corrupción en el último gobierno de Felipe González.