Imprimatur
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Un Imprimatur es una declaración oficial por la jerarquía de la Iglesia Católica de que una obra literaria o similar está libre de error en materia de doctrina y moral católica, y se autoriza por lo tanto su lectura por los fieles católicos.
Es de la máxima importancia, naturalmente, en las obras directamente relacionadas con la doctrina y la teología católicas, y fue introducida en orden a reducir la exposición de los fieles, especialmente los legos o laicos, a las herejías. La presencia del imprimatur fue en tiempos un asunto muy serio para los católicos. De hecho en países de régimen político oficialmente católico nada podía ser publicado legalmente sin el Imprimatur, en lo que constituía una forma de censura previa. Actualmente no se espera que el tema preocupe a nadie, salvo tal vez los católicos más conservadores.
El Imprimatur puede consistir en hasta tres sellos aprobatorios, cada uno firmado y fechado:
- Imprimi potest (En latin, “puede imprimirse”). Si la obra lo es de un miembro de una orden religiosa, este sello indica que el escrito ha sido examinado y aprobado por el superior mayor o cabeza de la orden (o alguien debidamente nombrado por él al efecto).
- Nihil obstat (En latín, “nada se opone”). Este sello indica que la obra ha sido escudriñada y aprobada por el censor de la diócesis sin encontrar en ella ningún error doctrinal o moral. El censor suele ser un sacerdote educado, nombrado por el obispo. Su tarea implica la interacción con el autor hasta asegurarse de que éste haya corregido su obra de acuerdo con las indicaciones recibidas. Los autores pueden elegir someter su obra al obispo de la diócesis donde residen, en lugar del de aquella donde se pretende darla a la imprenta.
- Imprimatur (En latin, “imprímase”). Este sello final indica que la obra ha sido aprobada para su impresión por el obispo de la diócesis u otra autoridad eclesiástica.
Estos sellos y firmas son impresos en tipografía normal en una página al principio del libro, no se trata de sellos o firmas estampados aparte, pero toman la forma de una firma en un documento legal, con el nombre de la autoridad, el lugar y la fecha.
El Imprimatur no se aplica automáticamente a las versiones posteriores de la misma obra, sino que cada nueva edición requiere una aprobación propia. Además el Imprimatur puede ser revocado si, después de un nuevo examen, se aprecian en la obra errores morales o doctrinales.
Por extensión, la expresión es aplicada en el lenguaje político para indicar que un programa, una declaración pública o cualquier otro documento recibe la aprobación de la jerarquía de un partido, de sus aliados o de cualquier otro agente cuyo beneplácito se considera importante. De la misma manera se aplica cuando los documentos técnicos de la administración deben ser autorizados por algún superior jerárquico o comité antes de considerarse oficiales.
La norma católica vigente en esta materia es un decreto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe titulado abreviadamente Ecclesiae pastorum (Decretumde Ecclesiae pastorum vigilantia circalibros) de 19 de marzo de 1975.