Chicle
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Chicle | |||||||||||||||
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Clasificación científica | |||||||||||||||
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Nombre binomial | |||||||||||||||
Manilkara zapota (L.) P. Royen |
El chicle (originalmente de la palabra náhuatl chictli) es un polímero gomoso que se obtiene de la savia del Manilkara zapota, un árbol de la familia de las sapotáceas [1] (antes llamado Sapota zapotilla o Achras zapota) originario de México, América central y América del Sur tropical. Por su sabor dulce y aromático, numerosos pueblos amerindios utilizaban la goma para mascar. En Argentina y otras partes de Latinoamérica, la palabra es sinónima de goma de mascar; si bien la mayoría de las actuales emplean una base de plástico neutro, el acetato polivinílico, hasta hace relativamente poco tiempo el chicle utilizaba aún esta savia como material.
Tabla de contenidos |
[editar] El árbol
El chicozapote, sapodilla o sapotí (como se conoce al M. zapota) crece en las selvas tropicales americanas. Hoy la inmensa mayoría de los ejemplares se concentran en el área de Belice, Guatemala y la península del Yucatán, llamada el Gran Petén. Es un árbol de gran porte, con más de cuarenta metros de altura y uno de diámetro, y de crecimiento relativamente rápido; pueden encontrarse hasta treinta ejemplares por hectárea en estado natural.
[editar] Recolección
El proceso de recolección del chicle se asemeja mucho al que se utilizaba para extraer el caucho de la Hevea brasiliensis; de hecho, la primera persona en intentar aprovechar industrialmente el chicle, el presidente mexicano Antonio López de Santa Anna, pensó en él como material para fabricar cubiertas neumáticas para carruajes.
Entre julio y febrero, en la estación lluviosa, el tronco del árbol se marca por la mañana con cortes de machete poco profundos y en zigzag, para que la savia mane por los cortes y se deposite en bolsitas colocadas a ese efecto; por la tarde, los chicleros recogen el kilogramo y medio (aproximadamente) de savia que ha brotado y lo transportan a plantas de procesamiento.
El M. zapota no se explota hasta cumplir los 25 años, y, puesto que escarifica los cortes antiguos, sólo puede drenarse cada árbol una vez cada dos o tres años. Las posibilidades de explotación no son indefinidas. La demanda de chicle creció enormemente a lo largo del siglo pasado, lo que condujo a la utilización de otras especies parecidas (la balatá, M. bidentata, y la Mimusops globosa). Hoy en día se emplea preferentemente productos a base de petróleo en lugar de resinas naturales
[editar] Procesamiento
La savia espesa naturalmente al contacto con el aire por un proceso de oxidación, pero en las plantas se la filtra y se la hierve para obtener la consistencia deseada. La resina se calienta al vapor hasta una temperatura de 115 grados centígrados, se vuelve a filtrar, se centrifuga, se filtra de nuevo y se mezcla, en grandes contenedores rotativos de centenares de litros, con los endulzantes y aromas elegidos. Todo este proceso se realiza a altas temperaturas.
La goma se deja enfriar ligeramente antes de pasarla por rodillos que la aplanan hasta el ancho deseado. Una vez fría, se corta y empaqueta. Las gomas con coberturas o rellenos sufren procesos adicionales antes de llegar al envasado.
[editar] Otros usos de la planta
El M. zapota se cultiva también por su fruto comestible, similar a la ciruela. Su pulpa es parda, translúcida y muy dulce.
[editar] Industrialización
Antonio López de Santa Anna, tras haber sido depuesto del gobierno mexicano por la revolución liderada por Benito Juárez, se exilió en los Estados Unidos. Mientras vivía en Staten Island, Nueva York, se hizo llevar un cargamento de chicle natural, al que era muy aficionado. Un conocido suyo, el industrial e inventor Thomas Adams concibió el proyecto de utilizar el material como sustituto del caucho, que alcanzaba precios estratoféricos para la época.
Sin embargo, la resina del M. zapota se mostró demasiado blanda para ese fin, y Adams perdió grandes cantidades de dinero en el proceso, después de haber intentado utilizarla para hacer neumáticos de bicicleta, juguetes, botas de lluvia y máscaras. La afición del general López de Santa Anna a mascar el material le sugirió la idea de comercializarlo como sustituto de la parafina, que la gente joven utilizaba para mascar por ese entonces. En 1869 obtuvo una patente para la goma de mascar, y dos años más tarde comenzó a comercializarla en masa bajo la marca Adams New York Chewing Gum. En 1875 tuvo la idea de mezclar el producto con jarabe de arce y regaliz para darle sabor.
El sabor de menta, tan popular actualmente, no se introdujo hasta 1880; en ese año, William White fabricó bajo la marca Yucatán la primer goma con ese sabor. Otros inventos de la época fueron la Beemans Chewing Gum, desarrollada por el médico Edward Beeman, con peptina añadida para facilitar la digestión, la goma con dentyne del dentista Franklin V. Canning (1889) y los Chiclets (chicles con cobertura de caramelo). En 1888, además, Adams fabricó la primer máquina de expendio automático de chicles.
En 1915 William Wrigley Jr, el fundador de la marca Wrigley's, tuvo la atrevida ocurrencia de enviar por correo tres tabletas de su chicle de menta a todas las personas que aparecían en las guías de teléfonos de todas las ciudades de los Estados Unidos; el éxito rotundo de la idea le granjeó el primer lugar en ventas por mucho tiempo.