Zorndorf
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Batalla de Zorndorf
En la batalla de Zorndorf (hoy Sarbinowo en Polonia occidental), en la Guerra de los Siete Años, el 25 de agosto de 1758, tuvo lugar el primer encuentro armado entre el ejército prusiano y las fuerzas armadas rusas bajo el mando del conde Fervor.
Con la ocupación de Prusia oriental por el príncipe Apraxin en 1757, estaba en juego el porvenir de la monarquía prusiano-branderburguesa en el verano de 1758. Mientras desde el sur se aproximaban los austriacos, bajo el mando de Daun, se situaban los rusos ante las abiertas puertas de Brandenburgo. Poco antes de la batalla, había comenzado el bombardeo de artillería del castillo de la ciudad de Küstrin, la incursión en el corazón del reino había tenido lugar inmediatamente antes. En esa situación debieron las tropas del Rey Federico II soportar supremas y adversas adversidades hacia la lucha.
La batalla se desarrollo durante todo el día en medio de un ardiente calor estival. En contra de las experiencias anteriores, el ataque de la vanguardia de la infantería prusiana no pudo inicialmente abrir una brecha en el frente contrario. Durante mucho tiempo el combate se desarrollaba sin que ninguno de los ejércitos se impusiera al otro, cuando el ala izquierda prusiana comenzó a recular, en tanto que el mariscal de campo, el príncipe Moritz, no podía recuperar la situación. El rey mismo se jugó su vida en una atrevida acción, cuando montado en su caballo, agarró la bandera del Nº 46 ejército de infantería de Von Bülow y dirigió a su derrotado pelotón de nuevo contra el enemigo; aun así, se mantenían los indicios de la derrota, cuando poco después del medida el general Von Seydlitz condujo a la victoria con un ataque masivo de cerca de 50 escuadrones de la caballería del ala derecha: en contra de las expresas y repetidas ordenes del rey para llevar a cabo la implicación del centro (“él respondió con su cabeza para el combate”), esperó el experimentado y joven general de caballería el instante en el que la mayor parte del grueso del ejercito ruso se hubiera internado entre las filas prusianas. En ese arriesgado y apropiado instante, dio la orden de ataque sorprendiendo a los a partir de ese momento bloqueados rusos, y llevando a la batalla con esa carga de caballería a la victoria prusiana.
Federico en persona condecoró la proeza táctica de su voluntarioso y genial general, mientras él a su aliado el embajador británico Sir Mitchell, presente en el campo de batalla, después de la retirada rusa escuchaba estas palabras: “Sin estas horas, funesto sería para nosotros”
La victoria de Zorndorf le dio a Federico la posibilidad de, en la lucha, concentrar el avance de los austriacos hacia el oeste, mientras que Fervor retrocedía hacia el este. Las pérdidas fueron altas en ambas partes, en conjunto unos 30.000 hombres, sin contar heridos ni presos. A pesar de la victoria prusiana era el desempate, para el ejército en el Oder, una cuestión de tiempo para una nueva confrontación, como entonces también el teórico militar Carl Von Clausewitz indicó en un más bien hendido veredicto sobre la batalla.
