Periodismo de guerra
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El origen del periodismo de guerra se puede remontar a los años de la invención del cinematógrafo, el cual fue testigo por primera vez de la Guerra de Cuba y de Filipinas (1895-1898). Fue a raíz de esta guerra cuando quedó constancia de la gran influencia que podían tener los medios de comunicación (entonces hablamos del cinematógrafo y de la prensa) sobre la opinión pública. Un ejemplo muy conocido que refleja este hecho tiene como protagonista a William Randolph Hearst. Este magnate de la prensa estadounidense dio la orden a uno de sus corresponsales que se encontraban en La Habana de que, hubiese o no hubiese conflicto, le mandara fotografías que él mismo le mandaría la guerra.
Ejemplos de este estilo ha habido muchos de entonces hasta ahora, y es que los medios de comunicación cuentan con el poder suficiente para poder dar la cara que más les conviene (tanto a nivel político como económico) de una guerra. Es el caso de la famosa fotografía de la niña corriendo [1] durante la Guerra de Vietnam, dando así la mala imagen que se quería dar de las tropas estadounidenses.