Inyección (medicina)
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Una inyección en medicina es la introducción de una solución en el cuerpo mediante una jeringa y una aguja hipodérmica o de inyección. La solución es en la mayoría de los casos un medicamento.
Las jeringas son en la actualidad de plástico, vienen envasadas en una bolsa hermética, son estériles y se utilizan una sola vez, a fin de evitar riesgos de infecciones entre varios pacientes. Existen varios tamaños de jeringas. Desde las más pequeñas, con capacidad de un mililitro o centímetro cúbico, que se emplean sobre todo para la administración de insulina a pacientes diabéticos, hasta las mayores, con capacidad de 20 mililítros. Las más usuales son las de 2 y de 5 mililítros.
Las agujas tienen un tubo de metal y un adaptador de plástico. Mediante este adaptador se fija la aguja al extremo inferior de la jeringa. Al igual que las jeringas, las agujas también se suministran envasadas individualmente y estériles, y se utilizan una sola vez para evitar infecciones. Las agujas se fabrican en diversos tamaños, los cuales se utilizan según la forma de inyección.
Las inyecciones son siempre hipodérmicas, es decir, que el líquido se introduce debajo de la piel. Hay tres formas de inyecciones. Una es la inyección intravenosa, en la que se introduce la aguja a través de la piel en una vena. El líquido entra por lo tanto en el sistema sanguíneo y se distribuye rápidamente por todo el cuerpo. El segundo caso es la inyección intramuscular, en la que la aguja penetra en un tejido muscular, depositando el líquido en ese lugar. Desde allí el cuerpo lo va absorbiendo lentamente a través de los vasos sanguíneos capilares. La tercera forma es la inyección subcutánea. En este caso la aguja penetra muy poco espacio por debajo de la piel, y el líquido se deposita en esa zona, desde donde es igualmente absorbida de forma lenta por todo el organismo.