Cultura de Jericó
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Jericó es una de las ciudades más antiguas del mundo. La arqueología atestigua su existencia al menos desde el año 8000 adC (cultura natufense en la industria lítica y ósea). Pero no será hasta el año 7000 adC cuando se reconozcan los restos neolíticos. Jericó se rodea de gruesas murallas. Sus casas serán de planta circular, con cimientos de piedra, pavimentos pintados con ocre y enterramientos en el interior de la vivienda. Esta ciudad tenía un templo, puede que dos, y una incipiente industria cerámica. Su economía se basaba en la agricultura y se completaba con la caza y la pesca. Pero Jericó se hizo rica y próspera gracias al comercio: seguramente dominaba la extracción de sal, betún y sulfuro, del mar Muerto. El aumento de población en Jericó les obliga a extender su dominio, pero también a incrementar la productividad de su territorio. Fue entonces cuando comenzó, aquí, la ganadería y aparecieron nuevos útiles, como las mazas, los molinos de mano, el cuenco o la cestería. En este período las casas serán de planta rectangular, tendrán hornos y hogares, y aparecerán los santuarios, en los que habrá pequeñas estatuas de dioses de la naturaleza. Con características similares a las de Jericó tenemos los yacimientos de Baida y Jarmo.
Jericó es una de las ciudades bíblicas más conocidas del Antiguo Testamento.
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