Batalla de Magnesia
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Batalla de Magnesia | |
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Parte de: Guerra de Roma contra Antíoco III Megas | |
Fecha: diciembre de 190 adC | |
Lugar: Cercanías de Magnesia, en las llanuras de Lidia (actual Turquía) | |
Resultado: Victoria Romana Decisiva | |
Beligerantes | |
República Romana | Imperio Seleúcida |
Comandantes | |
Lucio Cornelio Escipión Escipión el Africano Eumenes II de Pérgamo |
Antíoco III Megas |
Soldados | |
35.000 hombres | 65.000-70.000 hombres |
La Batalla de Magnesia fue peleada en el año 190 adC cerca de Magnesia, en las planicies de Lidia, entre los romanos, dirigidos por el cónsul Lucio Cornelio Escipión y su hermano, el famoso general Escipión el Africano, con su aliado Eumenes II de Pérgamo contra el ejército de Antíoco III Megas del Imperio Seleúcida. La decisiva victoria romana terminó la guerra por el control de Grecia.
[editar] La batalla
Luego de que la guerra contra Antíoco III Megas terminara en Grecia, ésta se desplazó a Asia, donde el cónsul Lucio Cornelio Escipión persiguió a los seleúcidos que se retiraban, específicamenta a Asia Menor. Antes de su derrota en Grecia, Antíoco había reclutado un nuevo ejército, con el cual decidió pelear contra los romanos en un batalla a todo o nada aprovechando su superioridad numérica. Pero cometió el mismo error de todos los monarcas que pelearon contra Roma: el de confiar en la superioridad numérica para derrotar a las legiones romanas, de un ejército compuesto por grandes números de campesinos sin entrenamiento militar y de mercenarios. La batalla comenzó con una carga de la caballería seleúcida en el ala derecha romana comandada por el rey Antíoco III. La carga hizo que el ala derecha se retirara del campo, seguida de un persecución por parte de la caballería seleúcida que también dejó el campo para alcanzar su objetivo. El aliado romano Eumenes II de Pérgamo, comandando el ala derecha de su armada, contraatacó el flanco izquierdo seleúcida y logró que éstos se desbandaran. En el centro, los seleúcidas utilizaron sus falanges y elefantes en los intervalos. El ataque romano hizo que los elefantes se retiraran del campo y así lograron flanquear a las falanges y destruirlas.