Bailío
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El bailío fue, durante el Antiguo Régimen francés, el representante de la autoridad del rey o del príncipe, encargado de hacer aplicar la justicia y controlar la administración en su nombre.
En principio, el cargo lo sustentaban unos comisarios reales que impartían la justicia, cobraban los impuestos y recibían, en nombre de la corona, las quejas del pueblo contra los señores. Su jurisdicción, regularizada por los capetos fue, en principio, muy amplia, pero los abusos de poder que cometieron obligó a los reyes a reducir su poder y, hacia el siglo XVI pasaron a convertirse en simples oficiales de justicia.
La jurisdicción a cargo de un bailío se llamaba: bailiaje.
En Suiza, durante el Antiguo Régimen, el bailío era el gobernador de un prebostazgo (Landvogt).
La función de bailío todavía existe, especialmente en las Islas del Canal.
Se llamaba también bailíos, bailíos señoriales, a los simples oficiales de justicia señorial, llamados de ropa larga o pequeños bailíos, para distinguirlos de los bailíos reales.
Algunos guardianes de un castillo que sirviera de prisión también eran llamados bailíos.
En la Orden de Malta, se da el nombre de bailío a los dignatarios superiores , a los comandantes e inferiores a los grandes priores.