Coste de oportunidad
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En economía, el coste de oportunidad designa el coste de la inversión de los recursos disponibles, en una oportunidad económica, a costa de las inversiones alternativas disponibles, o también el valor de la mejor opción no realizada.
Si nos referimos a la gestión, el coste de oportunidad de una inversión, es el coste de la no realización de una inversión. Se mide por la rentabilidad esperada de los fondos invertidos (o de la asignación de la inmovilización a otras utilidades, por ejemplo, el alquiler de un terreno disponible). Este criterio es uno de los utilizados en las elecciones de inversión. En principio, el rendimiento es como mínimo igual al coste de oportunidad.
En finanzas se refiere a la rentabilidad que tendría una inversión considerando el riesgo aceptado. Sirve para hacer valoraciones, contrastando el riesgo de las inversiones o la inmovilidad del activo.
En macroeconomía, se tiene en cuenta los factores externos positivos y negativos (externalidades), para establecer el coste de oportunidad completo.
La aplicación del concepto de coste de oportunidad conduce a la búsqueda de todos los costes derivados de cualquier decisión económica. La negligencia de este concepto ha conducido a sofismas económicos como el del "cristal roto" descrito por Frederic Bastiat.
[editar] Antecedentes del concepto
El coste de oportunidad se asocia a una famosa controversia de principio del siglo pasado, donde los economistas ingleses discípulos de Marshall se oponían a los economistas continentales de la corriente neoaustríaca en los siguientes puntos:
- Para los ingleses, el coste era un concepto técnico, el gasto necesario para producir algo.
- Para los austríacos, el coste era resultado de la demanda, puesto que esta fijaría el nivel de producción, dependiendo de la disposición de los compradores a pagar ese coste. La demanda, dependiente de la acción de los compradores, sería la utilidad, no la técnica que dota de coste a las cosas. En este contexto, el concepto de coste de oportunidad neoaustríaco pretende arruinar el concepto tecnológico de coste de los ingleses. El coste de oportunidad sería al qué renuncia el comprador, en términos de disposición, aceptando pagar el coste de la opción elegida.
En la controversia se expusieron más argumentos, pero los conceptos principales son los ya expuestos. Lo más destacable del concepto, es que el coste de oportunidad sólo tendría sentido si la oportunidad fuera fija o limitada en el razonamiento. Es decir, si existe un conflicto en la realización de múltiples inversiones o acciones, de forma simultánea o consecutiva, que no sean realizables sin tener que elegir entre todas ellas como alternativas.
El problema radicaría en saber si existen cosas fijas en una economía. Para el tiempo o el espacio disponibles, es cierto, pero ¿Sería suficiente? La opinión más extendida era que el coste de oportunidad no podría encontrar aplicación más allá de unos recursos limitados. Esto condujo a algunos economistas a limitar el objeto de la economía a situaciones de recursos "excepcionales" (todavía presentes en todos los manuales de economía). Ya que se desconocen las consecuencias que podría deparar una ciencia económica, que no tuviera unos límites fijados, fuera del sistema económico, en cuanto a disponibilidad de los bienes.